Un prestigioso ginecólogo de la ciudad tenía concertada una consulta con una paciente.
Como tenía tiempo entre paciente y paciente, decidió ponerse cómodo y relajarse hasta la llegada de la paciente. Se puso un gin-tónic y se dispuso a esperar tranquílamente.
Cuando llegó ella, se lo encontró disfrutando de la copa. El médico le explicó la situación y le ofreció otro gin-tónic.
La mujer pensó que a ella también le vendría bien relajarse un poco - las visitas al ginecólogo nunca habían sido de su agrado - y aceptó la invitación.
Allí estaban los dos charlando amigáblemente sentados en el sofá, cuando sonó la puerta de entrada a la casa.
El médico pegó un salto y muy nervioso le dijo a la paciente:
- ¡Mi mujer!, ¡rápido!, ¡rápido!, ¡desnúdate y ábrete de piernas!
Hay que ver como cambian las cosas dependiendo de la situación de cada momento.
Aiooooooo !!!
El 'hoyero'
P.D.: Dicen que el ginecólogo es de los pocos profesionales que trabajan donde los demás se divierten.
Como tenía tiempo entre paciente y paciente, decidió ponerse cómodo y relajarse hasta la llegada de la paciente. Se puso un gin-tónic y se dispuso a esperar tranquílamente.
Cuando llegó ella, se lo encontró disfrutando de la copa. El médico le explicó la situación y le ofreció otro gin-tónic.
La mujer pensó que a ella también le vendría bien relajarse un poco - las visitas al ginecólogo nunca habían sido de su agrado - y aceptó la invitación.
Allí estaban los dos charlando amigáblemente sentados en el sofá, cuando sonó la puerta de entrada a la casa.
El médico pegó un salto y muy nervioso le dijo a la paciente:
- ¡Mi mujer!, ¡rápido!, ¡rápido!, ¡desnúdate y ábrete de piernas!
Hay que ver como cambian las cosas dependiendo de la situación de cada momento.
Aiooooooo !!!
El 'hoyero'
P.D.: Dicen que el ginecólogo es de los pocos profesionales que trabajan donde los demás se divierten.
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